jueves, 26 de mayo de 2011

El cuadro que Goya pintó más veces

En 1809, Tadeo Bravo de Rivero, regidor del ayuntamiento de Madrid y amigo personal de Francisco de Goya, encargó a éste la realización de un cuadro en el que apareciese la figura del recién coronado rey José Bonaparte.

Por Alfred López
Goya no dudó en aceptar el encargo por el que recibiría un pago de 15.000 reales.  En él quiso plasmar un vínculo que uniese la figura del monarca con la corte y la capital de España. Tituló el cuadro: Alegoría de la villa de Madrid.
En dicha pintura representó la figura de una mujer que tenía junto a su mano izquierda un escudo de la corte y villa de Madrid que contenía al oso y el madroño y señalando con su mano izquierda un óvalo en el que aparecía José I.
En 1812, el rey se marchó de la capital provisionalmente y las autoridades municipales decidieron sustituir la imagen del monarca por la palabra 'Constitución' recientemente aprobada.
Unos meses después, José I volvió y se pintó de nuevo su retrato en el óvalo.
El pintor aragonés era enemigo de tener que ir modificando y rehaciendo su obra, pero no le quedaba más remedio que hacerlo debido al compromiso que había adquirido al juramento de fidelidad que había hecho al ser nombrado Primer pintor de cámara.
En 1813, el monarca evacuó definitivamente el país y rápidamente volvió a pintarse la palabra Constitución sobre el retrato del rey.
Pero un año más tarde, el repuesto rey Fernando VII abolió la Constitución de Cádiz (conocida como La Pepa) y de nuevo el óvalo fue repintado, esta vez con el retrato del nuevo monarca.
Y así permaneció el óleo hasta 1943 en el que se volvió a decidir que el retrato del monarca absolutista, fallecido diez años antes, debía ser sustituido de nuevo por la palabra constitución en vigencia desde 1836. Esta nueva modificación fue realizada por otro pintor, ya que Goya murió en 1828.
Ángel Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal, recién nombrado alcalde de la villa de Madrid en 1872 decidió que debían ser borrados los repintes del óvalo y que en éste debía figurar las palabras "Dos de Mayo", al tratarse de un hecho histórico genérico y que  "no estaba sujeto a las opiniones cambiantes de los hombres".
En más de dos siglos desde que fue pintado y después de casi 130 años desde su última modificación, el cuadro Alegoría de la villa de Madrid se conserva y puede ser contemplado en el Museo de Historia de Madrid.
Fuentes: Memoria de Madrid - artehistoria

En busca de la tumba de La Gioconda

Sin lugar a dudas, uno de los cuadros más admirados y que más leyendas ha generado a su alrededor es el de La Gioconda (también conocida como la Mona Lisa), de Leonardo Da Vinci.  Se calcula que fue pintado entre los años 1503 y 1506, en los que el autor retocó la pintura en varias ocasiones.

Pero mucho se ha especulado sobre la verdadera identidad de la modelo que sirvió de inspiración a Da Vinci en la creación de una de sus obras más universales.

Las investigaciones de Guiseppe Pallanti llevaron a las excavadoras hasta el convento de Santa Úrsula en Florencia, donde puede estar enterrada la que sí sirvió como modelo e inspiración al genial pintor renacentista.
Varias son las mujeres que, a lo largo de los años, han sido señaladas como posibles amantes del pintor de origen florentino, pero las hipótesis han llegado a ir mucho más allá.
Ilustres investigadores de la obra de Da Vinci han llegado a especular con la posibilidad de que La Gioconda en realidad se trate de un autorretrato del propio pintor al que le añadió cuerpo de mujer o incluso como modelo podría haber usado a alguno de sus jóvenes aprendices de su taller de pintura.
En los últimos tiempos, las investigaciones realizadas por Guiseppe Pallanti comenzaron a dar sus frutos y todo apuntaba a aclarar cuál era realmente la identidad de tan enigmática modelo.
Se trataba de  Lisa Gherardini, una noble florentina y que contrajo matrimonio en 1495 (a los 15 años de edad) con el rico mercader Francesco di Bartolomeo del Giocondo.
Lisa Gherardini pasó a adoptar el apellido de su esposo y, por lo tanto, a llamarse Lisa del Giocondo, más conocida como La Gioconda.
Algunos documentos apuntan a que Piero Da Vinci, padre  del pintor y que era notario de profesión, había realizado contactos con el señor di Bartomeo, por lo que el nexo entre ambas familias existía y con ella la posibilidad de que Leonardo pintase la Mona Lisa inspirándose en la esposa del mercader.  Mona es el apócope de la palabra Madonna (señora).
Tras enviudar de Francesco di Bartolomeo, y como última voluntad de su difunto marido,  Lisa tuvo que ingresar  en el convento de Santa Úrsula (Florencia)  donde residía su hija Lucía, que era monja. La Gioconda  falleció el 15 de julio de 1592.
Guiseppe Pallanti está volcando todo su empeño en excavar y encontrar la tumba de Lisa Gherardini y así demostrar que fue la fuente de inspiración del maestro Da Vinci. El problema está en que el convento donde fue enterrada está derruido y es prácticamente imposible encontrar los restos.
Una vez que se encuentren y se pueda realizar las oportunas pruebas, se podrá determinar quién fue realmente la Mona Lisa, mientras tanto, el enigma continúa.